La función social del seguro
Pilar González de Frutos, Presidenta del Consejo Social de Cojebro
La función del seguro es proteger a las personas y a sus bienes frente a los riesgos y eventos adversos que puedan afectar a su vida y patrimonio, permitiendo transferir el riesgo a una entidad aseguradora a cambio de un pago periódico, la prima.
De ese cometido básico se deriva la protección económica que permite hacer frente a gastos y pérdidas evitando impactos económicos negativos; la distribución del riesgo entre un gran número de personas y empresas en situaciones que podrían llevarlos a la pobreza o a la quiebra; la estabilidad social, ya que permite planificar el futuro de una forma más segura y confiable, lo que a su vez contribuye al bienestar social.
Además, la acumulación de capitales a largo plazo y su inversión en términos de rentabilidad, seguridad y liquidez ajustadas a sus necesidades, convierte al seguro en un inversor institucional de primer orden y con vocación de largo plazo, favoreciendo así la financiación de grandes proyectos estructurales.
Pero no termina ahí la función social del seguro.
Determinadas entidades, empresas y asociaciones han incorporado en su código básico un aspecto adicional y de importancia transcendental: devolver a la sociedad parte de su capital a través de iniciativas sociales.
Se trata de reconocer que el desarrollo de una actividad económica depende de la sociedad en que se ejecuta y, en simbiosis con la cual, tanto mejor será su futuro cuanto la sociedad avance y mejore.
No se trata de una valoración economicista, si no del reconocimiento explícito de que la contribución solidaria a la mejora social reporta beneficios, no solo económicos, para todos los que formamos parte de la sociedad, incluidas las empresas e instituciones. Se trata de una apuesta decidida por la mejor distribución de la riqueza.
Este es el caso de Cojebro. Sus iniciativas sociales, Premio Solidario, Premio Cultura y Seguro, SegurLike Planet, Bosque Cojebro, SegurLike Help, etc., son objeto de especial dedicación e impulso por parte de sus miembros, con una implicación personal que va mucho más lejos de lo que la tradicional responsabilidad social corporativa podría indicar.
Ayudar a personas en situación de vulnerabilidad, defender el medio ambiente con hechos y no sólo palabras e intenciones y apoyar a la cultura como reflejo y motor del progreso son actividades en las que se involucran entusiastamente los miembros de Cojebro, con aportación económica y muchas de sus horas.
Recientemente Cojebro tomó la iniciativa de crear un consejo asesor para dar mayor impulso a estos aspectos dentro de la organización y me concedió el privilegio de presidirlo.
Para mí es un honor y lo agradezco profundamente, pero a la vez es un gran reto. Seguir impulsando actividades que ya están en marcha y consolidarlas, iniciar nuevas facetas y conseguir que se les apoye y trasladar a la sociedad el valor de todo ello es una tarea no exenta de esfuerzo que, gracias al convencimiento interno de los miembros de Cojebro sobre la necesidad y conveniencia de implicarse en cuestiones sociales, confío que resulte exitosa.
Mi compromiso personal es firme y alineado con los objetivos. Gracias, Cojebro, por permitirme participar en este gran proyecto.